1/10/07

RENFE







Estación de trenes de SANTS BARCELONA. Tres de la tarde. Calor. Mucho calor... Y gente. Mucha gente. un señor lleva su pesada maleta por el suelo. Ha comprado demasiados regalos.
Delante de las ventanillas de los billetes hay una cola muy larga... Bueno hay colas, muchas colas que se mueven lentamente. Por los altavoces una señorita da informaciones sin parar.La gente habla y habla todo el tiempo, Y así es imposible comprender nada. Además, los españoles siempre gritamos mucho cuando hablamos...
El señor se pone en la cola delante de mi ,Mientras va hacia la ventanilla, mueve su maleta con el pie.
De dentro de de su bolsillo saca un librito que mira muy cautelosamente, una y otra vez.

El señor de delante ya ha llegado a la ventanilla.
yo me adelanto un poco más cerca de él para escucharlo mejor. Pero el señor no dice nada. Sólo mueve la cabeza; la mueve mucho, arriba y abajo, abajo y arriba.

Mira al señor del otro lado del cristal. Muy deprisa y sin coger aire, dice:
—BuenosdíasporfavormegustaunentradaporParís.
El señor de la ventanilla abre mucho los ojos.
—¿Qué dice?
el señor coge aire y lo intenta otra vez.
—BuenosdíasporfavorquierounaentradaparaParís
—Oiga, esto no es un cine —contesto el empleado.
—Perdón, no entiendo.
—Digo que esto no es un cine, que aquí no puede ver películas.
—No entiendo. Perdón.
—Tiene que decir «billete». Las entradas son para el cine y para el teatro.El señor intenta pensar. Intenta coger las palabras con las manos.
—Entiendo. Sí. Perdón... Buenos días...
—Buenas tardes, porque ya he comido...
Aquel hombre enfadado dice algo en su idioma. El empleado le sonríe.
—¿Qué?
—No. Nada... Buenas tardes... Por favor, quiero dos billetes para París.
—Así. Muy bien. ¿De ida y vuelta o sencillo? ¿Fumador o no fumador?
—No entiendo.


Mucha gente cree que los extranjeros son sordos . Muchos piensan que sólo entienden si les gritas. El empleado que vendía los billetes ese día era uno de éstos, Miro al extranjero. Cogió aire, mucho aire. Después cierro los ojos y empiezo a gritar:
—¿DE IDA Y VUELTA O SENCILLO? ¿FUMADOR O NO FUMADOR?
—No entiendo.
—¿QUIERE EL BILLETE DE IDA Y VUELTA O SENCILLOOOO? —gritaba el empleado todavía más fuerte.
—No entiendo.
—Pues yo no puedo hablar más alto.
—No entiendo.
—¡NO PUEDO HABLAR MÁS ALTOOOOOOOOOOOOOO... !
—Tiene que hablar más despacio y no más alto. Este señor es extranjero, no sordo. Oye muy bien —dijo alguien por detrás.
El señor pago con un billete de cien euros , recogió la vuelta y sus dos billetes,
Sonrío y movió la cabeza arriba y abajo y se fue.
Sentada en un banco lo está esperando su mujer.

6 comentaris:

rosa ha dit...

clar si ho lleguia del llibre tot sense comes ni punts..jajaja
i va trobar l'entrada por Paris? s'havia passat de llarg la parada.jajaja
has canviat el format, m'agrada més.
un petó

rosa ha dit...

si tens raó ens pensem que per més que cridem ens entendran millor i és tot el contrari el que hem de fer és vocalitzar en un tó de veu mitjà i sobretot a poc a poc.
aquests de RENFE són la òstia!!!!

Marta ha dit...

El taquillero debía estar un poco "pallá", desde luego, pobres extranjeros, como si no tubiesen bastante con aguantar la desorganización con que las entidades públicas atienden al consumidor!!!!

Anònim ha dit...

Es que la majoria de empleats de la renfe son de lo mes ranci que hi ha.

rosa ha dit...

que guai t'ha quedat, ets una bona alumne

robelfu ha dit...

gracies i tu una gran mestre